El Reino de los Cielos fue el mensaje central del ministerio de Jesús en la tierra hace 2.000 años y allí es donde todos debemos querer llegar. Tenemos el concepto de que lo que vivimos ahora es solo un mundo de ruina y pasajero pero que en la meta, el premio se nos dará cuando todo esto acabe y vivamos por la eternidad.
Hay algo muy sencillo que Jesús dijo y que en nuestra a veces pequeña comprensión de las Escrituras pasamos por alto. Vemos en Lucas 17:21 “el Reino de Dios entre vosotros está”.
¿Qué es el Reino de los Cielos?
-Es acercamiento a Dios, arrepentimiento, una nueva vida.
-Es la actividad salvadora de Dios.
-El reino de Dios no es la iglesia, sino que es expandido en la Tierra a través de la iglesia de Cristo (Mateo 16:19).
-Es el gobierno de Dios entre los hombres incluidas sus bendiciones.
Para vivirlo no necesitamos esperar hasta que Cristo vuelva por segunda vez tal como lo prometió, o hasta que seamos llevados al cielo. Se empieza a vivir ahora por medio del acercamiento que realizamos hacia Dios cuando Él nos llama, cuando reconocemos nuestro mal y nos arrepentimos, y cuando nacemos de nuevo por medio del bautismo.
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El reino de los cielos ya está acá, sin embargo, el reino solo alcanzará la plenitud de su gloria con el reinado universal y visible de Jesucristo cuando Él retorne personalmente a la tierra.
Marcos 1:14-15 registra: “Mas después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea, predicando el Evangelio del Reino de Dios, Y diciendo: El tiempo es cumplido; y el Reino de Dios está cerca: arrepentíos, y creed al Evangelio”.
Jesús nuestro Rey se acercó. Él vino a darnos claridad sobre su existencia y necesidad de entendimiento: “Yo pues os ordeno el Reino, como mi Padre me lo ordenó a mí (Lucas 22:29).
¿Cómo entramos en él?
La entrada se da a través de tres aspectos:
1. Llamado Divino. 1 Tesalonicenses 2:12 “y os encargábamos que anduviéseis como es digno de Dios, que os llamó a su Reino y gloria”.
2. Arrepentimiento. Mateo 3:2 “y diciendo: Arrepentíos, que el Reino de los cielos se acerca”.
3. Nuevo nacimiento. Juan 3:5 “Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y de Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios”.
Jesús nos ha alentado a pedirle todo lo que necesitamos, pero por encima de ello nos invita a buscar ante todo el su reino: “Mas buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33) y a orar por su venida “Venga tu reino” (Mateo 6:10).
El mensaje de Cristo es mucho más que el mensaje de salvación personal que tanto predicamos. El mensaje de Cristo fue más completo, fue un mensaje donde “El reino de que ha de ser” ha llegado “ahora”. Por lo tanto, exige apartarse de la interpretación personal e incluye la aplicación de la nueva vida en la comunidad, en la cultura.
Algunas parábolas
En algunas de sus parábolas Jesús hizo una clara alusión a este reino y cómo debemos valorarlo. Ejemplos son la Parábola de la Semilla de Mostaza (Mateo 13:31,32), la Parábola de la Levadura (Mateo 13:33), la Parábola del Tesoro escondido (Mateo 13:44), la parábola de la perla de gran precio (Mateo 13: 45,46), la parábola de la red que cuando se recoge del mar agarra toda clase de peces (Mateo 13: 47-50), la Parábola de los obreros de la viña (Mateo 20: 1-16), la parábola del gran banquete (Mateo 22:1-14) y la parábola de las 10 vírgenes (Mateo 25: 1-13).
Todo esto debe ser una realidad para cada ciudadano que vive acorde con las normas de Dios. Ojalá lo entendamos mejor, no lo vivamos como un objetivo futuro, sino que sea una realidad de nuestro diario vivir porque Jesús nos lo enseñó.