Para determinar si Dios existe, hay que dejar claro que la inteligencia humana en nada se parece a la sabiduría divina, y como lo diría Salomón “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová”, Salmos 111:10.
Tenemos dos opciones para creer en cómo apareció lo que vemos. A ningún ser humano le consta que Dios haya sido el creador de todo. De hecho, el relato bíblico nos cuenta en Génesis 1 que la primera pareja tuvo vida en el sexto día cuando toda la creación se había realizado. ¿Pudieron Adán y Eva ver a Dios creando todo? ¡No! ¿Tuvieron que aceptar a Dios como su creador por fe? ¡Si! Por otro lado, ¿le consta a algún ser humano que el big bang realmente sucedió? No. ¿Se debe aceptar esto por fe? Tanto lo uno como lo otro se acepta por fe. Si le crees más a los hombres que a Dios, entonces que así sea.
Proceso creativo o evolutivo
Somos el resultado de la creación salida de las manos de un Ser Supremo que se interesa en sus criaturas o somos el resultado casual de un proceso de evolución. No hay más caminos.
La “ley de promedios” nos ayuda para colocar un ejemplo: tres cubos numerados 1, 2 y 3 se ponen en una caja. Existen 6 combinaciones posibles para que estos cubos salgan en diferente orden. Para que primero salga el cubo 1, luego el 2 y luego el 3, disponemos de solo una posibilidad en 6. Ahora, si ponemos dos cubos más en la caja con los números 4 y 5, disponemos de solo una posibilidad en cada 120 intentos para que los cubos salgan en el orden 1, 2, 3, 4 y 5. Y si duplicamos los cubos a 10, la probabilidad de sacarlos en orden es de una en 3.500.000. Si duplicamos estos cubos a 20 unidades, hablando en términos de tiempo, la posibilidad de sacar los dados en orden sería de 1 cada 77.000 millones de años al ritmo de un intento cada segundo.
¿Y para qué esta explicación? Si comparamos este juego sencillo de números vemos lo que se necesita para llegar a la complejidad de las más sencillas partículas existentes en la creación. Por ejemplo, la probabilidad para que al azar se forme una molécula de proteína compuesta de 2.000 átomos es de 10321 (una vez cada 1000000000000000000000000000000000000000000000… veces). Nada en nuestro universo es hecho al azar, todo corresponde a un diseño muy creativo.
¿Cómo explicar toda la creación por medio del proceso de la evolución si se necesitan tantas probabilidades para crear solo una molécula de las millones que existen?
¿Creemos que lo que existe es producto del azar?
Si pensamos que en un salón vacío y oscuro introducimos cuatro llantas, un motor, una caja de cambios, unos amortiguadores, unas cuantas sillas, sistema de refrigeración, aceite y esperamos unos miles de millones de años a que aparezca un Ferrari de manera evolucionista, creo que estamos saltándonos el concepto de que todo gran diseño sale de las manos de un gran diseñador. En contraposición podemos ver cómo el súper complejo sistema llamado cuerpo humano da evidencias por doquier de que solo proviene de las manos de un Súper Diseñador. Así podemos empezar a creer que Dios existe.
Detengámonos en el cuerpo humano enfocándonos solo en una de sus partes. Hablemos solo de la piel. Este órgano que visto con el microscopio parece un conjunto de tejas sobrepuestas, hace que el cuerpo sea impermeable. Impide que la preciada agua escape y que las sustancias químicas entren. En las mujeres embarazadas puede estirarse a dos veces su tamaño. Una de sus funciones vitales es la de mantener el cuerpo frío para evitar el daño de los órganos internos. ¡Toda una pieza de la ingeniería de la creación!
El registro semanal de 7 días. ¡Dios existe!
El único registro cultural válido de por qué la semana se compone de 7 días, se debe a la tradición hebrea que se basa en la creación realizada por Dios ya que Él dispuso el sábado para beneficio del hombre: “También les dijo: El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo”, Marcos 2:27.
La especificación del concepto de semana no tiene ningún soporte científico como si lo puede tener el concepto de día, mes o año (tiempo de rotación y traslación de la Tierra y la Luna). El tiempo semanal de 7 días se ha conservado invariable por medio de esta cultura hebrea para resaltar que el Creador de todo es Dios, para enseñarnos que Dios existe: “Porque en seis días hizo Jehová el cielo y la tierra, y el mar y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto, Jehová bendijo el día sábado y lo santificó”, Éxodo 20:11.
Leyes universales
Todo el universo se rige por leyes innegables de perfección y estabilidad, desde la Ley de la Gravedad hasta la Los 10 Mandamientos de Dios. Si dejo de creer en Dios creador y creo al hombre evolucionista, entonces la vida empieza a tener poco significado. El evolucionismo intenta demostrar cómo empezaron las cosas y solo da para el final un hoyo oscuro en la tierra producto del resultado de la lucha por la supervivencia del más fuerte.
Prefiero pensar en un Dios amante, poderoso y omnisapiente quien a penas me creó “tiró el molde” porque gracias a Él soy único e irrepetible y por eso mi vida tiene sentido. Él se preocupa por mí y me tiene morada preparada en el cielo. La creación nos conecta a Dios afirmando nuestra estima y estableciendo lazos de unión entre toda la humanidad.
Por más feo que sea, estoy seguro que no me parezco ni pienso como el más hábil de los simios. No provengo de la ley del simio, provengo del amor de Dios. Si quieres justificarte pensando que perteneces a la familia de los monos, yo me justifico pensando que vengo de la familia de Dios. Y si en lo que vemos hoy en día podemos contemplar aún la belleza humana luego de la ruina que han traído 6.000 años de pecado, no me alcanzo a imaginar la belleza de Adán y Eva en el huerto de Edén. Por eso creo que Dios existe.
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