Debemos hacer nuestras labores con responsabilidad y entusiasmo
Proverbios 6:6-8 Ve a la hormiga, oh perezoso, mira sus caminos, y sé sabio; la cual, no teniendo capitán, ni gobernador, ni señor, prepara en el verano su comida y recoge en el tiempo de la siega su mantenimiento.
Eclesiastés 9: 10 Todo lo que te viniere a la mano para hacer, hazlo según tus fuerzas; porque en el sepulcro, adonde tú vas, no hay obra, ni industria, ni conocimiento, ni sabiduría.
Efesios 6:6-7 No sirviendo al ojo, como los que agradan a los hombres; sino como siervos de Cristo, haciendo la voluntad de Dios de corazón. Sirviendo con buena voluntad, como al Señor, y no a los hombres.
La responsabilidad y el entusiasmo parte de la vida cristiana
La montaña del progreso no se puede trepar sin esfuerzo. Nadie debe esperar que se lo lleve al éxito en los asuntos religiosos ni en los seculares, sin que necesite valerse de sus propios esfuerzos. La carrera no es siempre para los veloces, ni la batalla para los fuertes; sin embargo, el que trabaja con mano perezosa empobrecerá. Los perseverantes y laboriosos no sólo son felices ellos mismos, sino que contribuyen grandemente a la felicidad ajena. La competencia y la comodidad no se alcanzan generalmente sino por ardoroso trabajo. Faraón demostró su aprecio por este rasgo de carácter cuando dijo a José: “Si entiendes que hay entre ellos hombres eficaces, ponlos por mayorales del ganado mío”. Génesis 47:6.
Los que son llamados por Dios a trabajar en palabra y doctrina, deben aprender siempre. Deben tratar constantemente de mejorar, para ser modelos de los hijos de Dios y hacer bien a todos aquellos con quienes se relacionan. Los que no sienten la importancia del progreso y mejoramiento propio no crecerán en la gracia y el conocimiento de Cristo.
Todo el cielo está interesado en la obra que se está haciendo en este mundo, que ha de preparar hombres y mujeres para la vida futura e inmortal. Es el plan de Dios que los agentes humanos tengan el alto honor de actuar como colaboradores con Jesucristo en la salvación de las almas. La Palabra de Dios revela plenamente que es el privilegio del instrumento en esta gran obra sentir que hay a su diestra Uno que está listo para ayudarle en todo esfuerzo sincero para alcanzar la más sublime excelencia moral y espiritual en la obra del Maestro. Tal será el caso con todos los que sientan necesidad de ayuda.
Debemos considerar la obra de Dios como sagrada y santa, y deben traerle cada día ofrendas de gozo y gratitud, en pago del poder de su gracia que los capacita para progresar en la vida divina.